Muchas veces, al experimentar emociones intensas, como el enojo, miedo o verguenza, actuamos de forma impulsiva, y luego nos arrepentimos de lo que hicimos o dijimos. Para los niños, niñas y adolescentes puede ser aún más difícil regular las emociones, pues todavía están en desarrollo las regiones de su cerebro que facilitan la regulación emocional. La buena noticia es que podemos aprender a anticipar situaciones emocionalmente desafiantes y así responder de una manera que tribute a la mejor versión de nosotros mismos.
A continuación, compartimos la estrategia PARAR.