Carta de Bernardita Yuraszeck, directora ejecutiva de Impulso Docente, publicada en El Mercurio.
Señor director: La valoración del rol del profesor en Chile alcanzó su máximo histórico en la pandemia, según los resultados de una encuesta de Elige Educar publicados en estas páginas. La gran mayoría señaló que es un orgullo ser profesor en Chile (70%) y que apoyaría a su hijo(a) si quisiera ser profesor (80%). Una noticia feliz en medio de un sistema educativo tremendamente tensionado.
No obstante, no deja de ser inquietante que tan positiva percepción -que además es una sentida demanda del gremio- colisione con otra realidad que se viene alertando hace tiempo: cada vez son menos los jóvenes que deciden estudiar Pedagogía y se proyecta un déficit de 32 mil profesores en 2025, producto además de la deserción, donde 40% abandona la sala en sus 5 primeros años de ejercicio.
Hoy existen políticas públicas que buscan atajar este problema, pero que lamentablemente han pasado a segundo plano o no han recibido la priorización necesaria. Chile cuenta, por ejemplo, con un Plan de Inducción Docente bastante robusto, que busca acompañar a los docentes nuevos, pero muchos de ellos no saben que existe o los colegios no tienen las herramientas para implementarlo, sobre todo, cuando las urgencias son tantas y el tiempo apremia.
El fin último de nuestras políticas públicas es lograr una educación equitativa e integral para todos los niños y niñas, un propósito que se ha visto gravemente desafiado a causa de la pandemia, pero que, para ser abordado, requerirá de docentes preparados y acompañados a lo largo de todo Chile. Necesitamos priorizar como sistema educativo el resolver esta paradoja.