Jenni Donohoo: “Si esperamos que los profesores colaboren de manera efectiva, se les debe dar tiempo para hacerlo”

La especialista canadiense fue parte del seminario “Colaboración docente en Chile: ¿qué dice la ley y cómo la llevamos realmente a la práctica?”, organizado por Impulso Docente, Profes Con Chile y Fundación Educacional Seminarium.

Entrevista publicada en El Mercurio.

La mayoría de los profesores en Chile todavía colaboran entre sí con baja frecuencia, advirtió a principio del año escolar un análisis del Centro de Medición de la Universidad Católica (MIDE UC).

Según sus datos, dos de cada tres lo hacen de manera incipiente o esporádica, en actividades que requieren escaso nivel de compromiso e intercambio. Mientras que 14% participa en actividades conjuntas entre diferentes cursos y grupos de edad, solo 6% considera común observar las clases de otros para dar su retroalimentación.

Para promover que los profesores destinen más tiempo a trabajar con sus pares, las fundaciones Impulso Docente, Educacional Seminarium y Profes Con Chile organizaron el seminario “Colaboración docente en Chile: ¿qué dice la ley y cómo la llevamos realmente a la práctica”, encuentro que tuvo a la canadiense Jenni Donohoo, autora, consultora de aprendizaje, ex miembro del Consejo de Directores de Ontario y especialista en liderar cambio escolar y empujar la colaboración docente, como principal expositora.

Objetivo común

Previo a su presentación en Chile, la especialista conversó con “El Mercurio” sobre trabajar bajo redes de colaboración en educación.

Son redes “compuestas por maestros y líderes escolares -dentro y en ocasiones entre escuelas- que se reúnen periódicamente para abordar un objetivo común relacionado con la mejora de resultados de los alumnos. Al combinar la experiencia, los recursos y las diferentes perspectivas, los profesores pueden lograr más juntos que cuando trabajan de manera aislada o por su cuenta”.

Y es que en los colegios “los educadores se enfrentan a problemas complejos todos los días. Aprovechando una red, se puede ser más efectivo en resolverlos porque los profesores tienen mayor acceso a otros con diferentes competencias y puntos de vista; el beneficio es obtener conocimientos e ideas de múltiples colaboradores”, indica.

-¿Cuáles son las principales dificultades y errores a la hora de formar una red educativa con foco en la colaboración docente?

“Una dificultad común es no entregar o no disponer de tiempo suficiente. Si esperamos que los profesores colaboren de manera efectiva, se les debe dar tiempo para hacerlo. Otra dificultad es la falta claridad con respecto al propósito de la colaboración o de los roles, responsabilidades y compromisos. Las personas necesitan saber qué se espera de ellas antes de aceptar participar. Un error común es asignar facilitadores que carecen de habilidades para serlo; es importante que estén preparados para liderar este trabajo”.

Para Donohoo, esto último supone capacitarlos en habilidades de escucha y conciencia en grupo. “Finalmente, pueden surgir dificultades si la red no crea conjuntamente una lista de acuerdos sobre cómo trabajarán juntos. Por ejemplo, cuál será su proceso de toma de decisiones”.

-Es común oír a directores y profesores decir que tienen muchas tareas, pero poco tiempo, algo que se ha vuelto especialmente crítico en pospandemia: muchos aprendizajes se vieron estancados y los docentes luchan por recuperar el tiempo perdido. ¿No suponen las redes escolares todavía más carga?

“Las redes son más beneficiosas para los profesiones -y para sus estudiantes- cuando enfocan su colaboración en la mejora de la instrucción. He visto a maestros reunirse y usar este tiempo común para cosas que podrían lograr solos de manera más fácil y a menudo, de forma más eficiente. Por ejemplo, para examinar recursos. Si eso es lo que está sucediendo en la red, entonces los docentes verán la colaboración como una carga.

Es cuando los profesores se unen para participar en la resolución de problemas conjunta que la creación de redes se vuelve beneficiosa y ventajosa; es cuando los docentes obtienen un valor agregado y aprenden junto a sus colegas, que este tipo de compromiso se vuelve algo a lo que aspirar. Es cuando los docentes obtienen algo práctico, adquiriendo conocimiento y habilidades que pueden aplicarse en sus salas de clases, para marcar una diferencia en sus alumnos. En las redes donde eso sucede, en la que los docentes dan y reciben, en donde sienten que sus contribuciones son valoradas, ahí es cuando la noción de carga no existe”.

-¿De qué forma pueden estas colaboraciones ayudar a resolver problemas como el de la violencia que se han desatado en las escuelas?

“Dos cabezas piensan mejor que una, pero el desafío de lidiar con la violencia que estalla en las escuelas es extremadamente complejo. No existe un libro de reglas para un desafío tan adaptable. Las soluciones para este tipo de retos son desconocidas y requieren aprendizaje -prueba y error- diferentes perspectivas e intervenciones. Estas últimas se desarrollan mejor con todas las partes interesadas, lo que incluye a educadores y estudiantes. Los profesores también pueden obtener apoyo mutuo a medida que se involucran en este trabajo, que es complejo”.

Consultada por consejos que daría a alguien que quiere promover la colaboración docente, pero no sabe cómo, responde: “Las personas dicen a menudo que se debe esperar a que se genere confianza. Pero la confianza se construye a través de la colaboración”. La confianza “es a menudo el resultado de una colaboración efectiva, en lugar de un antecedente”.

Por eso, “mis dos consejos son no esperar para comenzar, e introducir protocolos que ayuden a guiar conversaciones reflexivas”, concluye.

Programas de Impulso Docente para promover la colaboración docente:

Asesoría en Formación Local para del Desarrollo Profesional Docente.

Capacitación o Taller en Formación Local y Liderazgo Pedagógico.

Capacitación o Taller en Acompañamiento Docente.

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