El laboratorio de escucha es una estrategia efectiva para generar espacios de conversación seguros, donde se desarrolla la escucha activa, la reflexión respetuosa, la tolerancia y la empatía hacia quienes piensan diferente.
¿Por qué implementarlo hoy?
- Porque es una estrategia concreta que permite desarrollar la conciencia del otro, una habilidad socioemocional clave que involucra las distintas relaciones que establecimos, incluidas aquellas que nos permiten interactuar como sociedad, por lo tanto, también incide en nuestra convivencia escolar y formación ciudadana.
¿Sirve para abordar conversaciones complejas?
- Sí. Su metodología permite abordar una amplia diversidad de temas, incluyendo conversaciones más complejas, por ejemplo, el próximo plebiscito. En ese sentido, el contexto político y social puede ser una oportunidad para que tanto estudiantes como docentes pongan en práctica estas habilidades, las cuales se relacionan con mayores niveles de empatía, disminución de conductas agresivas y mejores relaciones interpersonales.
¿En qué consiste el taller que realiza Impulso Docente?
- En este taller online, en el cual pueden participar hasta 100 miembros de la comunidad educativa, los participantes aprenderán cómo implementar esta metodología y también la pondrán en práctica.
¿En qué asignaturas se implementan los laboratorios de escucha?
- Se pueden implementar en cualquier asignatura y en todos los niveles, ya que su objetivo es fortalecer la comunicación. Además, no solo pueden ser implementados con estudiantes, sino también por adultos, por ejemplo, en los consejos de profesores o en reuniones con apoderados.
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Experiencia del Colegio Regina Mundi
“El laboratorio de escucha puede aportar mucho en el contexto actual, principalmente porque vemos que una de las principales causas de la violencia escolar es precisamente la falta de comunicación efectiva o derechamente la mala comunicación”, plantea Paola Núñez, directora del Colegio Regina Mundi.
“Con esta herramienta “podemos poner en práctica un montón de cualidades que tienen los estudiantes, por ejemplo, que expresen su opinión o la autorregulación. Al ponerse esto en práctica y siendo ellos buenos receptores, damos un paso para la buena comunicación y, por ende, para la tan anhelada paz”, agrega.