Promoviendo el desarrollo profesional docente a través del trabajo colaborativo

Una vez a la semana, en un día y horario establecido, los docentes de la Escuela Juan Williams de Punta Arenas se reúnen a retroalimentarse y buscar formas de colaboración para mejorar sus prácticas pedagógicas y los aprendizajes de sus estudiantes. 

 

Existe gran cantidad de evidencia respecto a los beneficios de instalar una cultura de colaboración en las comunidades educativas para impulsar el desarrollo profesional de los docentes y educadoras de párvulos. Por ese motivo, es parte central de la Ley 20.903 que creó el Sistema de Desarrollo Profesional Docente.

Hace aproximadamente 3 años, la Escuela Juan Williams de Punta Arenas, asesorada por Impulso Docente, implementa la estrategia “Promoviendo el desarrollo profesional a través del trabajo colaborativo entre docentes”. Esta práctica consiste en establecer un horario fijo semanal de 2 horas cronológicas para que los docentes trabajen colaborativamente y aprendan unos de otros, y de esa forma mejorar las prácticas pedagógicas y aprendizajes de los estudiantes.

Este espacio, el cual está incluido en el horario no lectivo de los docentes, lo realizan todos los martes de 16:00 a 18:00 horas, en el que se aplican distintas metodologías de trabajo colaborativo. Hilda Iribarren, directora de la Escuela Juan Williams de Punta Arenas, nos cuenta cómo impulsan esta práctica y los beneficios que han observado desde su inclusión.

“Esta estrategia la empezamos a instalar hace 3 años. Fue lentamente logrando su consolidación durante el año pasado. La pandemia ayudó, en parte por la flexibilidad que hubo del plan de estudios, lo cual nos permitió reunir a todos los docentes en un horario fijo, el cual retomamos durante el presente año”, cuenta.

¿Cuál es el propósito de esta estrategia y qué resultados destaca?

—Esta estrategia se lleva a cabo entre pares, a través de encuentros frecuentes, continuos y sistemáticos en el tiempo. Buscábamos la sistematicidad, el asegurar la participación comprometida de todos los docentes. En este espacio ellos comparten experiencias, analizan, investigan y discuten juntos acerca de sus prácticas pedagógicas. Además, les permite abordar situaciones complejas que ocurren diariamente y resolverlas en forma colaborativa.

¿Qué le aconseja a otros directores o directoras que quieran implementarla?

—Quiero contarles que esta estrategia tiene más ventajas que desventajas. Primero, todos los profesores y las profesoras necesitamos espacio para la reflexión colectiva, más allá de los consejos. De ahí también nació la idea de fijar un horario, porque ellos quedaban con ganas de explayarse más allá sobre otros temas.

Además, la Ley 20.903 también le otorga un papel crucial al trabajo colaborativo y nos dice que las escuelas debemos promover el desarrollo profesional docente a través de la elaboración de un plan de formación local, el que favorece el trabajo colaborativo. Por otra parte, en el portafolio de la Evaluación Docente, se les pide que describan una experiencia de trabajo entre pares y reflexionar a partir de ella. Por último, se crea un ambiente de confianza entre los directivos y los docentes, porque no somos los directivos los que estamos al frente de los talleres y de las reflexiones, sino que es el Comité de Desarrollo Profesional Docente.

¿Qué otro beneficio conlleva desarrollar esta práctica?

—Después de un taller o de una capacitación, el Comité de Desarrollo Profesional Docente lidera trabajos grupales con la modalidad de Comunidades de Aprendizaje. Ellos lideran estas comunidades, algo que a los colegas les gusta mucho. Adquieren compromisos, tienen objetivos que cumplir y se reúnen fuera, con el fin de aplicar todo los aprendido directamente con los estudiantes.

 

¿Te interesa desarrollar esta práctica en tu comunidad? Nosotros podemos ayudarte. Conoce más sobre nuestro programa de Desarrollo Profesional Docente.