Según el artículo publicado en El Mercurio, se insiste en que es clave el acompañamiento en los primeros años laborales para evitar la deserción del sistema educativo, en medio del fuerte déficit docente que ya ha sido percibido por colegios.
Los colegios reportan que cada vez les resulta más difícil encontrar profesores de reemplazo o nuevas contrataciones, de la mano del déficit docente que se proyecta para los próximos años, pero que ya se percibe en varios niveles.
La prolongada caída en la matrícula de carreras de Pedagogía, que se extiende desde 2011, es el principal factor, pero también se explica por la alta deserción de maestros desde el sistema educacional en los primeros años de trabajo.
Por esto último, especialistas y académicos han insistido en que es clave fortalecer el acompañamiento a los profesores que están recién terminando sus estudios e incorporándose al mundo laboral.
“Es especialmente crítico el tema, porque necesitamos profesores. Hay un déficit no menor proyectado, y esta política pública atiende dos cosas de manera simultánea: retención y apoyo a profesores que se formaron en la pandemia”. – Bernardita Yuraszeck, Presidenta del Directorio de Impulso Docente.
Apoyo inicial
El Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP), dependiente del Ministerio de Educación, realiza el Programa de Inducción y Mentorías desde 2017, que se incorporó con la Ley 20.903, que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente. Este “busca potenciar” a educadores y docentes en sus primeros años “y apoyar su inserción en las comunidades educativas”.
En concreto, trata sobre un profesor o educador de párvulos que se encuentra en el primer o segundo año de ejercicio que es acompañado por otro docente con experiencia, con un desempeño destacado. Es decir, con cinco o más años de experiencia y situado en los primeros tramos de la carrera docente. Ellos orientan durante 10 meses a los principiantes, entre 4 a 6 horas a la semana, y sin una evaluación de por medio.
No obstante, según cifras a las que “El Mercurio” accedió por Ley de Transparencia, la política ha tenido un bajo alcance, ya que solo uno de cada ocho profesores formados como mentores luego ha sido asignado a una dupla para acompañar, pese a que su capacitación ha involucrado una inversión de más de $1.600 millones.
En detalle, 2.317 docentes y educadores de párvulos han recibido la inducción para ser mentores, pero solo 217 fueron asignados a novatos (ver infografía).
Esta disparidad se observa con más fuerza en la enseñanza parvularia, en la que, a pesar de que entre 2020 y 2021 más de 380 educadores se capacitaron para el acompañamiento, solo ocho fueron asignados. Y si se consideran los otros períodos, solo llegan a 16 desde 2017. Además, en 2022 no se aplicaron nuevas formaciones a docentes ni a educadores de párvulos.
Consultado por este tema, el CPEIP respondió que “la implementación de las mentorías ha sido un proceso gradual, pero cuya cobertura se ha visto limitada por dos factores”.
El organismo señala que el primer factor es laboral: señala que la norma establece que podrán postular a las mentorías los docentes “que tengan 38 horas de contrato como máximo, pero muchos de ellos están contratados por 44 horas”.
Por otro lado, el CPEIP dice que la pandemia “impidió el trabajo de mentorías de forma presencial”.
Tema “crítico”
Bernardita Yuraszeck, directora ejecutiva de Fundación Impulso Docente, advierte que el tema es “especialmente crítico por los múltiples desafíos que estamos teniendo hoy en educación. Necesitamos profesores, hay un déficit no menor proyectado, y esta es una política pública que atiende las dos cosas de manera simultánea: retención y apoyo a profesores que se formaron en pandemia”.
En ese sentido, plantea que aunque se avanzó muy rápido en la primera etapa, de encontrar a los docentes destacados y luego formarlos, “lo que ha estado lento, y que es muy prioritario de acelerar, es que ellos hagan el rol que tienen que hacer, para empezar a ver resultados. Tenemos un grupo relevante de profesores habilitados para ejercer ese rol”.
Añade que “el sistema de asignación de duplas (de mentores con los principiantes) es engorroso y ha sido poco comunicado, porque son los profesores novatos los que tienen que postular para tener un mentor, pero ellos tienen que hacerlo mediante su director. Eso ya es complejo: ser nuevo en un colegio y tener que acercarse al director para hacer el trámite”.
En ese último punto coincide José Luis Velasco, presidente de la Asociación de Educadores de Chile (Aseduch).
El docente dice que uno de los problemas del sistema es “la burocracia y centralización del programa en el CPEIP” y que por ello “es urgente validar desde el principio a universidades y organismos de la sociedad civil para que ofrezcan a establecimientos sus programas de mentorías, muchos de ellos ya probados”. Velasco también apunta a mejorar la difusión del programa entre sostenedores y equipos directivos, y al aumento del financiamiento tanto a profesores mentores como a los que son acompañados por estos, “de forma que realizar las mentorías sea atractivo económicamente para ambos y no prefieran dedicar esas horas a hacer clases porque ganan más”.
En el CPEIP añaden que el proyecto de ley que ingresó al Congreso el Mineduc para cambiar la evaluación docente también considera fortalecer este programa y la Red Maestros de Maestros: “Se espera ampliar las distintas modalidades de mentoría y así incrementar las duplas que se conforman y, al mismo tiempo, invitar a los mentores a potenciar las comunidades en que se desempeñan”.