Un eje transversal del Colegio CREE de Cero Navia es el desarrollo de habilidades socioemocionales, el cual integran a través de diversas prácticas, desde lo más cotidiano hasta la planificación y desarrollo de una clase.
La clase de Matemática no solo es una oportunidad para que los niños y las niñas aprendan fracciones, geometría u otro contenido curricular. También es una instancia propicia para que desarrollen simultáneamente diversas habilidades socioemocionales, por ejemplo, la perseverancia.
Esa visión que integra el aprendizaje académico con el socioemocional en cada interacción de la comunidad educativa es lo que impulsa y promueve el Colegio CREE de Cerro Navia desde sus inicios.
Bernardita Amenábar, cofundadora y subdirectora de cultura de Colegios CREE, cuenta que en un principio su modelo educativo se inspiró en una red de colegios estadounidense que promueve el desarrollo de nueve fortalezas de carácter: gratitud, inteligencia social, autocontrol, optimismo, perseverancia, pasión, amor, humor y curiosidad.
Les hizo tanto sentido trabajar con esos pilares, que decidieron implementarlo ellos también, especialmente considerando que la evidencia respalda que son “predictores de vida de bienestar, alta satisfacción y felicidad”, detalla.
Luego, agrega subdirectora de cultura, les hizo todavía más sentido el modelo CASEL (Colaboración para el aprendizaje académico, social y emocional), el cual se centra en el desarrollo de cinco habilidades socioemocionales trasversales: autorregulación, toma de decisiones responsables, conciencia de sí mismo, habilidades relacionales y la conciencia social.
“Parte de la meta de CREE es formar personas íntegras al servicio de Cerro Navia y de Chile. Si queremos eso, el desarrollo socioemocional es una prioridad. En ese sentido, estamos constantemente cuestionándonos qué vamos a fortalecer, qué es lo más importante”, sostiene Bernardita.
—¿Cómo incorporan el desarrollo de estas habilidades en el día a día del colegio?
—Lo hacemos de un sinfín de maneras. Por ejemplo, capacitamos a los profesores para que generen momentos positivos en sus interacciones cotidianas y también lo incorporen en la estructura de una clase. Lo más importante y potente son las interacciones CREE, donde les enseñamos a los profesores que una interacción positiva tiene tres ejes: mentalidad de crecimiento, el lenguaje socioemocional y las respuestas constructivas.
También estamos empujando mucho que las clases tengan doble propósito: un objetivo académico y una conexión socioemocional. Así, al planificar los docentes se preguntan qué conexión socioemocional pueden hacer durante su clase.
Otra práctica que me gusta mucho es el lenguaje socioemocional, que es hacerles manifiesto a los niños y las niñas lo que están viviendo. Por ejemplo, si un niño compartió su colación puedes decirle: ¡Qué bueno lo que hiciste! Eso se llama inteligencia social. Así les vamos enseñando que las acciones tienen un nombre y son valores, actitudes y habilidades.
Otra acción fue incorporar indicadores socioemocionales en la pauta de observación de clases a los profesores. Hicimos ese cambio para que los coordinadores y los jefes de UTP no solo hablaran de lo académico, sino también del desarrollo socioemocional de los profesores hacia los alumnos.
—En ese sentido, ¿cuál ha sido el valor de esa visión compartida sobre el aprendizaje socioemocional?
—Tener una visión de aprendizaje socioemocional compartida y socializada por igual nos permite hablar el mismo idioma y además profundizar. Es algo fundamental, porque nos permite lograr nuestra visión.
—¿Qué le recomendarías a otros equipos directivos para fomentar el aprendizaje socioemocional?
—Sobre todo, que se den el tiempo de pensar hacia dónde quieren ir, qué quieren desarrollar o qué problemáticas ven. También que piensen en todo lo no académico que impacta en los resultados. Soy una convencida de que todo lo no académico es lo que hace que finalmente mejoremos los resultados.
Por otro lado, les recomendaría no tenerle miedo a instalar prácticas. Y para eso, hay que capacitar constantemente a los profesores. No basta con hacer un curso. Uno puede tener muchas ganas, pero instalar algo requiere de tiempo, repetición y motivación.