Nuestro director de Programas, Ignacio Zenteno, explicó para Revista Educar que «para que los adultos se desarrollen socioemocionalmente, necesitamos espacios de perfeccionamiento y desarrollo profesional, tanto de líderes educativos como de docentes. Y esos espacios requieren tiempo y condiciones propicias para el aprendizaje».
—¿Cómo integrar el ASE en el currículo?
—No solo es posible integrar el ASE en el currículo y en el ámbito académico, ¡debemos hacerlo! Existe cierto consenso científico en que una de las formas más sustentables y efectivas de potenciar las habilidades socioemocionales es a través de metodologías de enseñanza y aprendizaje que integren la dimensión socioemocional y la académica. Debemos dejar atrás la falsa dicotomía entre aprendizaje socioemocional y aprendizaje académico. Las dos formas de aprendizaje pueden y deben ocurrir en simultáneo, en cada clase, en cada asignatura, ojalá todos los días.Asimismo, explica Ignacio Zenteno, “los individuos capaces de diferenciar y expresar sus emociones aflictivas con un vocabulario variado y específico –por ejemplo, usando palabras como frustrado, acongojado, abrumado, agobiado, apático, etc.–, logran regular mejor sus emociones y mantener relaciones interpersonales más saludables. Sucede que esta habilidad de diferenciación de emociones puede ser cultivada por todos los profesores, en todas las asignaturas, formulando preguntas como ¿qué emociones experimentas al observar esta imagen?, ¿qué emociones crees que motivaron a tal personaje?, ¿qué emociones crees que se vivían durante tal período histórico? Y así ir investigando palabras emocionales y enriqueciendo la base de vocabulario emocional.
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